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miércoles, 8 de mayo de 2024

Una inteligencia artificial predice la interacción entre todas las moléculas de la vida

 

Una inteligencia artificial predice la interacción entre todas las moléculas de la vida

La empresa que controla Google crea una farmacéutica para descubrir nuevos medicamentos en la mitad de tiempo

AlphaFold 3
Reconstrucción de Alphafold 3 de la proteína de la espícula del resfriado común, en azul, con los anticuerpos (azul oscuro) y los azúcares (amarillo). En gris, la estructura real.Deepmind

Demis Hassabis, hijo de un grecochipriota y una singapurense criado en Londres, es un prodigio del ajedrez. Comenzó a jugar a los cuatro años y a los 13 ya era un maestro. Estudió informática, se doctoró en neurociencia y fundó Deepmind, que actualmente es el puntal de inteligencia artificial, o IA, de la empresa propietaria de Google. Hace unos días, Hassabis, de 47 años, recordaba en una entrevista el día en que fue totalmente consciente de la potencia imparable de esta tecnología. Una mañana de 2018, mientras se tomaba un café, le echó una partida a AlphaZero, la IA de ajedrez que había creado. Pudo ganarla sin muchos problemas. En unas horas, el programa, que se ensañaba a sí mismo jugando cientos de miles de partidas, ya estuvo a punto de vencerle. Por la noche ya era “el mejor jugador de ajedrez que jamás haya existido”. Todo en apenas nueve horas. “Fue asombroso verlo en directo. Era inevitable preguntarse ¿qué podrá hacer este sistema en ciencia o cualquier otro problema complejo?”, explica.

El tiempo de los juegos ha terminado. Desde 2020, Alphafold, la inteligencia artificial ideada por Hassabis ha superado a cualquier humano en problemas endiablados de biología y determinado la estructura tridimensional de 200 millones de proteínas, prácticamente todas las que se conocen. Resolver la forma de una sola proteína puede llevar varios años de dedicación de un estudiante de doctorado, por lo que la IA habría ahorrado de golpe unos mil millones de años de trabajo.

El empresario ofreció ayer una rueda de prensa para presentar su nueva creación: Alphafold 3. Por primera vez, una IA puede predecir la interacción entre proteínas y el resto de moléculas esenciales de la vida: ADN y ARN, moléculas pequeñas —medicamentos— y anticuerpos, las proteínas diminutas del sistema inmune especializadas en luchar contra virus, bacterias, incluso tumores. “La biología es un sistema dinámico y sus propiedades emergen precisamente de interacciones entre las diferentes moléculas que componen la célula. Alphafold 3 es nuestro primer gran paso para entenderlas”, explicó Hassabis. Los detalles de este nuevo sistema de IA se publican hoy en Nature, referente de la mejor ciencia mundial. La compañía de Google abrirá además un servidor gratuito para que los científicos puedan usar esta nueva herramienta.

El neurocientífico británico Demis Hassabis, fundador de DeepMind.
El neurocientífico británico Demis Hassabis, fundador de DeepMind.DeepMind

La derivada más evidente del nuevo sistema es su potencial para descubrir nuevos fármacos, un campo que a partir de ahora explorará, esta vez en el ámbito privado, Laboratorios Isomorphic, una filial de Alphabet (propietaria de Google) liderada por Hassabis. Con la ayuda de Alphafold 3 y desarrollos adicionales propios, el sabio de Google espera reducir a la mitad el tiempo que se tarda en descubrir un medicamento antes de comenzar los ensayos en pacientes, de los cinco años actuales a apenas dos, según explicó a Financial Times. La compañía ya ha firmado dos contratos de colaboración con las multinacionales Lilly y Novartis, que han aportado de entrada decenas de millones de dólares y prometen varios miles de millones más cuando haya resultados.

El químico estadounidense John Jumper, director de Deepmind, aseguró ayer que el nuevo sistema es muy superior a sus rivales. Alphafold 3 predice con éxito el 76% de casos de interacción entre proteínas y moléculas pequeñas, frente al 52% de la siguiente mejor herramienta, señaló. En la unión de proteínas al ADN o su interacción con anticuerpos duplica la capacidad de los métodos convencionales. La nueva IA permite un nuevo nivel de predicción sobre lo que sucede dentro de las células y qué se tuerce cuando hay daño en el ADN. “Esto tiene implicaciones para entender el cáncer y desarrollar nuevas terapias”, resaltó Jumper, pero también para entender la respuesta de las plantas a patógenos y olas de calor, esencial para garantizar la seguridad alimentaria.

El nivel de complejidad a explorar por este nuevo sistema es “absolutamente descomunal”, en palabras de Max Jaderberg, jefe de IA de Laboratorios Isomorphic. Solo en lo que respecta a moléculas pequeñas, las más interesantes en farmacología, hay unas 10 a la sexagésima potencia, muchas veces más que estrellas en todo el universo.

Frente a este Goliat de la IA, el bioquímico estadounidense David Baker hace honor a su nombre. El investigador lidera una iniciativa pública y completamente abierta para crear inteligencias artificiales capaces de predecir procesos bioquímicos e inventar nuevos compuestos con propiedades específicas.

Hace dos meses, sin que tuviese impacto mediático, Baker publicó en Science su nueva IA, que reconstruye moléculas átomo a átomo, predice su unión al ADN, y diseña compuestos nuevos que no existían en la naturaleza. “Los creadores de Alphafold 3 dicen que tiene más precisión que nuestro sistema”, explica Baker en un correo electrónico. “Creo que tendrá un gran impacto, aunque no consiguen diseñar nuevas proteínas”, añade.

El investigador de la Universidad de Washington (Estados Unidos) resalta otra importante diferencia. “Deepmind no publica el código [de su IA], lo que difiere de la práctica habitual en ciencia”, resalta. Conocer el código base de una IA permite que la comunidad pueda modificarla y darle nuevas capacidades, mientras que un servidor solo permite usarla dentro de los límites fijados por su creador.

Al igual que otros sistemas de IA como ChatGPT, Alphafold tiene alucinaciones, —se inventa algunos resultados— sobre todo cuando describe cosas de las que no hay información en las grandes bases de datos con las que se entrena.

Una proteína humana puede ser un auténtico monstruo microscópico con decenas de miles de aminoácidos —sus ladrillos básicos— que se doblan sobre sí mismos para formar anzuelos, tirabuzones, pinzas y otras partes móviles que cambian de posición cuando una proteína se une a otra molécula. La nueva IA alucina sobre todo al describir las “zonas desordenadas” de las proteínas, regiones sin una forma tridimensional fija, que son esenciales para entender estas interacciones. “Son como la materia oscura de las proteínas”, resume Mafalda Dias, investigadora del Centro de Regulación Genómica, en Barcelona, comparando estas regiones con el ingrediente desconocido que compone el 25% del universo. “El modelo se ha entrenado con estructuras tridimensionales estáticas, pero como la biología es dinámica, el resultado que propone puede ser muy diferente a la realidad. Los creadores de Alphafold han sido muy francos respecto a estas y otras limitaciones”, destaca la científica portuguesa.

El biólogo Rafael Fernández Leiro, que ha dedicado su vida académica y profesional al estudio de la biología estructural a través de la cristalografía y la microscopía electrónica, pone un ejemplo para entender el potencial de descubrimiento de Alphafold 3. “Dentro de las células hay un cóctel complejísimo de proteínas, ácidos nucleicos, lípidos, proteínas especializadas como las enzimas que permiten copiar y leer el ADN y producir a su vez otras proteínas. Hasta ahora solo podíamos establecer la estructura de proteínas aisladas, pero ahora las podemos estudiar unidas a otras, a ADN, ARN, incluso explorar qué sucede si modificamos el conjunto con un residuo de fosfato, o fosforilación [una modificación epigenética] que cambia la función de todo el conjunto. Esto va a ser un generador de hipótesis asombroso. Eso sí, al final habrá que confirmar los resultados usando las técnicas convencionales y aquí vendrá lo difícil, porque si este sistema acierta en casi el 80% de los casos, quiere decir que falla en el 20%, un porcentaje demasiado alto para gastar el dineral que cuesta llevar un fármaco a ensayos con pacientes. Pero sí va a marcar una gran diferencia en las primeras fases de búsqueda de nuevos fármacos”, detalla.

El bioinformático navarro Íñigo Barrio, que trabaja en el Instituto Welcome Sanger (Reino Unido), destaca la nueva capacidad de esta IA para explicar cómo las proteínas se unen entre ellas o a otras moléculas para formar complejos. Un ejemplo clásico es cómo la hemoglobina se une a su ligando, el oxígeno, para transportarlo por todo el cuerpo. “Lo más relevante va a ser la capacidad de predecir la unión de diversos ligandos a proteínas. Permite entender dónde y cómo se va a unir un fármaco a la proteína diana, cómo va a afectar a su biología y los efectos potenciales no deseados en otras proteínas”, resalta.

En la entrevista que dio hace unos días para TED, le preguntaron a Hassabis cuál es el siguiente gran problema que quiere abordar con la IA. El neurocientífico contestó que cuando se haya construido la Inteligencia Artificial General —capaz de resolver muchos problemas diferentes a la vez— le gustaría usarla para entender la naturaleza en su nivel más fundamental, a la escala de Planck, en la que suceden los alucinantes fenómenos cuánticos. “Es algo así como la escala de resolución de la realidad”, señaló.

"'Nature' no debería publicar estudios así"

Alfonso Valencia, director de ciencias de la vida en el Centro Nacional de Supercomputación, es crítico con la nueva aportación de Deepmind, aunque reconoce que "sin duda supone un progreso importante". "Muestran que un modelo general de predicción de complejos de macromoleculas es posible, lo comparan con métodos anteriores, principalmente de David Baker, su único competidor serio, y muestran mejoras significativas, aunque basadas en pocos casos, docenas en cada categoría, lo que hace los resultados mucho menos fiables", señala.

 "El problema obvio es que al ofrecerse en un servidor, los usuarios tenderán a ignorar las limitaciones y tomar los resultados como fiables en todos los casos. Este problema no es nuevo y servidores anteriores de predicción de estructura ya sufrían de interpretaciones abusivas. Ahora, con nuevos métodos que son más populares, potentes y visibles, el problema va a ser peor.

 Aunque se puede usar el método como servidor web, no hacen el software público. 

 Esto es un error y 'Nature' no debería publicar estudios con resultados que no pueden ser ni reproducidos, ni validados independientemente. No puede ser una cuestión de fe creerse o no los resultados que presentan", dice.

El experto continúa: "Finalmente, veremos como el mundo académico puede adaptarse a este nuevo cambio y cuánto tiempo tardaremos en tener métodos equivalentes abiertos y públicos. Si nos basamos en los casos anteriores, como Alphafold 2, yo diría que muy poco. Entonces tendremos una evaluación más fiable e independiente de capacidades y limitaciones".

https://elpais.com/ciencia/2024-05-08/una-inteligencia-artificial-predice-la-interaccion-entre-todas-las-moleculas-de-la-vida.html?ssm=TW_CC#

https://www.lavanguardia.com/ciencia/20240508/9623004/llega-alphafold-3-ia-transformara-investigacion-biomedica.html

lunes, 6 de mayo de 2024

'Creo que la gente no está convencida de que el motor de la economía es la ciencia'

 

'Creo que la gente no está convencida de que el motor de la economía es la ciencia'

A sus 55 años, Bernardo Herradón asegura que su objetivo no es ni acumular publicaciones ni ganar el premio Nobel. Prefiere, dice, contribuir a que “más jóvenes se dediquen a la ciencia” y se siente orgulloso de que los que han realizado la tesis doctoral con él hayan seguido en la investigación. Este científico divide su tiempo entre el laboratorio del Instituto de Química Orgánica (CSIC), donde últimamente investiga un método para obtener grafeno, y la divulgación de la ciencia. Actualiza sus blogs, da charlas, organiza cursos, participa en programas de radio y escribe libros como Los avances de la química, de la colección '¿Qué sabemos de?' (CSIC-Catarata). Con tanta ocupación, Herradón admite que tiene algún que otro artículo a la espera de ser publicado. Pero no le da demasiada importancia porque sostiene que hay “un boom inflacionario de publicaciones científicas”. En cambio, lamenta que la sociedad española sea “científicamente inculta” y el desprecio de los gobiernos por la ciencia. “Aquí los políticos son muy cortoplacistas, viven de elección en elección y no hacen una apuesta a largo plazo”, afirma.

bernardo herradon

El investigador Bernardo Herradón, en una de sus intervenciones en RNE.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 Eres autor de varios blogs, organizas un curso de divulgación de la química, das charlas... ¿Otorgas un papel muy importante a la divulgación dentro de la carrera científica?

Sí, es fundamental. Un investigador que no se involucre en tareas que tengan que ver con la cultura científica, no es un investigador completo. La investigación tiene varias facetas: publicar en revistas científicas, formar jóvenes investigadores, conseguir financiación para investigar y también transmitir a la sociedad los avances científicos, tanto los que has hecho tú como otros.

¿Y cualquier investigador sirve para divulgar la ciencia?

Cualquier investigador debería servir para divulgar. Cuando un colega dice que no sirve, es que no ha hecho el esfuerzo para ello. A mí me gusta decir siempre una frase que se atribuye a Einstein, aunque también se ha puesto en boca del matemático Henri Poincaré. Dice algo así: “Si no eres capaz de explicarle a tu abuela lo que estás haciendo, es que no has entendido tu propia investigación”. Un investigador tiene que saber explicar a cualquiera, con palabras sencillas y claras, conocimientos muy abstractos.

Lo dices con mucha rotundidad.

Sí, y cada vez más porque me voy dando cuenta de que se puede explicar cualquier cosa. Por ejemplo, el bosón de Higgs se puede explicar sin recurrir a ninguna fórmula matemática. Yo mismo, que soy químico orgánico, soy capaz de explicarlo; aunque obviamente físicos teóricos y excelentes divulgadores, como Alberto Casas o Teresa Rodrigo, lo harán inteligible para cualquiera.

Y eso que eres químico, y no físico...

Por desgracia, a menudo algunos colegas saben mucho de su área y no tienen ninguna cultura científica al margen. También me he encontrado con gente que no se dedica a la ciencia y que tiene una gran cultura científica que les hace capaces de explicar este tipo de cosas.

¿Es muy frecuente la figura del científico aislado, que vive en su torre de marfil y de espaldas a la sociedad o a otros campos del conocimiento?

A mí me gusta decir que el científico es ciudadano y además, sin que se vea en esto arrogancia, creo que el científico tendría que ser un líder de opinión en la sociedad, porque al fin y al cabo la ciencia está detrás de casi todo. Cuando se habla de los presupuestos, detrás están las matemáticas. Si vamos a cuestiones como el problema energético, nos encontramos con problemas como la escasez de combustible o los recientes en el almacén subacuático de gas frente a las costas de Castellón. Si se hubiese consultado a científicos, por ejemplo geólogos, quizá no se habría construido. Pero nunca se les consulta cuál debe ser la política energética. Por ejemplo, el CSIC, como organismo multidisciplinar, debería estar asesorando al gobierno de turno, a nivel local o nacional, sobre aspectos relacionados con la ciencia.

¿Y por qué en la práctica no suele haber equipos de científicos asesorando en políticas públicas?

Porque en España, los gobiernos, sean del color que sean, suelen despreciar la ciencia, no son conscientes de que todo lo que nos rodea es ciencia. En otros países los científicos están mejor considerados, pero aquí los políticos son muy cortoplacistas, viven de elección en elección y no hacen una apuesta a largo plazo. Y luego está la sociedad española, que, por desgracia, en general es científicamente inculta.

Dado que ese déficit de cultura científica no responde a un determinismo, sino que responderá a una serie de causas, ¿cómo crees que se puede cambiar esta situación?

Con paciencia, y vuelvo al tema político. El gran valor de un país es que tenga personas muy formadas, pero eso no es como plantar patatas, sino que hay que tener mucha paciencia, hablarle claro a la sociedad, elaborar una ley de educación que no se esté modificando con cada gobierno... Y luego, dentro de la formación: la ciencia, por su naturaleza, hay que cultivarla día a día. A mí me gusta mucho leer, ir al cine... Pero una cosa alimenta al espíritu y la otra, la ciencia, además de alimentar al espíritu, nos da de comer literalmente. Con un planeta tan superpoblado, ya habría un déficit de alimentos si no fuese por la ciencia; especialmente la química ha contribuido a que nuestros campos sean más productivos. Todo eso lo tiene que saber la gente. Los ciudadanos valoran mucho a los científicos. No hay nadie que nos tenga manía, como sí sucede con los políticos o con los jueces o los periodistas.

     

"Algunos colegas saben mucho de su área pero no tienen ninguna cultura científica; también me he encontrado con gente que no se dedica a la ciencia y tiene una gran cultura científica"

       

Pero ahí está la paradoja, se trata de una de las profesiones más valoradas y sin embargo la sociedad no sabe de ciencia.

Claro. Esta mañana escuchaba en la radio a José Antonio Marina y decía que todo el mundo se queja de la educación, pero luego, en las encuestas, la gente no coloca a la educación como uno de los grandes problemas. Con la ciencia sucede lo mismo. Luego están los medios de comunicación, que generalmente prefieren publicar o difundir una noticia que pueda tener cierto morbo o un buen titular. Por ejemplo, la noticia reciente de que los españoles adultos son muy incultos...

Sí, la relativa al último informe PISA.

Eso es. Pero ¿cuál ha sido la muestra de esa población? Se echa la culpa a la LOGSE y resulta que ninguno de los encuestados estudió con la LOGSE porque eran personas mayores. Esos datos hay que analizarlos bien, no podemos hacer caso del titular. Y sigo con lo que hablábamos antes: la gente considera que la educación es importante pero luego no la coloca entre sus prioridades o como uno de los grandes problemas por los que habría que presionar a los políticos. Yo creo que la gente no está convencida, por mucho que lo digamos los científicos, de que el motor de la economía es la ciencia. ¿Por qué? Por ejemplo, en el CSIC y en España en general hay muchos grupos que están investigando en energía solar, que en un país como el nuestro (por la cantidad de irradiación solar que tenemos) tendría que ser algo prioritario; pues resulta que la política energética hasta hace unos años miraba con buenos ojos los huertos solares, pero luego llega este gobierno y les cobra con carácter retroactivo impuestos. Aquí habría que invertir en energía solar, pero pueden pasar 10 o 15 años hasta que puedas poner en el mercado algo que estás desarrollando en el laboratorio, y en España no tenemos esa paciencia para eso.

     

"La ciencia, además de alimentar el espíritu, nos da de comer literalmente. Con un planeta tan superpoblado, ya habría un déficit de alimentos si no fuese por la ciencia"

       

Parece que a la hora de superar ese déficit en cultura científica, atribuyes la máxima responsabilidad a los dirigentes políticos.

Todo el mundo es necesario. Por un lado los científicos, que tenemos que dar la cara; por ejemplo, si me llamáis del Área de Cultura Científica del CSIC, os tengo que atender. Pero también los políticos impulsando unas leyes adecuadas, y los medios de comunicación. Y por supuesto el ciudadano. Siempre digo que con quien más hay que trabajar es con los niños. Al final esto es un asunto generacional, no vamos a ser todos cultos científicamente de la noche a la mañana.

¿En qué actividades de divulgación de la ciencia a la sociedad estás involucrado?

Desde el año 2007 debo haber hecho unas 500 actividades. Por ejemplo, he organizado tres veces el curso de divulgación ‘Los avances de la química y su impacto en la sociedad’, tengo dos blog, ‘Química y sociedad’ y ‘Educación química’, la web sobre ‘los avances de la química’ y perfiles en twitter y facebook sobre química. He impartido unas 120 conferencias para colegios y centros culturales... También he sido comisario científico en la exposición ‘Entre moléculas’ del CSIC, he colaborado en el guión de un documental sobre la energía y he escrito unos 30 artículos sobre historia de la ciencia, aspectos relacionados con la química, alguna biografía, etc., además del libro de divulgación Los avances de la química. Colaboro en varios programas de radio y a veces hago alguna colaboración en prensa, generalmente entrevistas. Como me gusta todo, quizá diversifico demasiado.

     

"El gran valor de un país es que tenga personas muy formadas, pero eso no es como plantar patatas, sino que hay que tener mucha paciencia y elaborar una ley de educación que no se esté modificando con cada gobierno"

       

En actividades como las conferencias o el curso sobre los avances de la química, ¿cuál es la respuesta de los ciudadanos?

Buena. Por ejemplo, la web sobre química tiene muchas visitas y descargas de material didáctico; en las conferencias me he dado cuenta de que, cuanto más pequeño es el sitio, mejor acogida tienen. Recuerdo que en Burgos fueron 400 personas. Mis blogs tienen entre 400.000 y 500.000 visitas al año. La gente suele ser receptiva con lo que estás contando. Por ejemplo, en Ciudad Ciencia di una charla para presentar un libro en la biblioteca de Villena y hubo unas 80 personas. La conferencia duró una hora y las preguntas y comentarios dos horas. A la gente, si le das ciencia, le interesa mucho. Lo que le hace falta a este país es que las televisiones apuesten por la ciencia, porque dentro de los medios es el que más influye. El programa ‘Redes’ últimamente se está desviando de la ciencia. Y un programa que era muy bueno, Tres14, lo suprimieron de la noche a la mañana.

¿Cómo explicarías a un ciudadano que a priori no tenga interés por la ciencia que es beneficioso adquirir conocimiento científico? ¿Puede afectar positivamente a la vida de las personas saber más de ciencia?

Yo creo que sí. Le diría: “mira a tu alrededor y podremos explicar ciencia con cualquier cosa”: a partir de la ropa que llevamos, el jabón y la colonia que usamos, nuestros teléfonos de última generación... Cuando ojeas el periódico -al menos yo- a todo le sacas una vertiente científica.

Eres químico orgánico. ¿Cómo explicarías al ciudadano de a pie en qué consiste o para qué sirve tu trabajo?

Durante muchos años hemos hecho moléculas con las que luego se elaboran medicamentos, productos para cuidar el ganado, para perfumes, etc. También intentábamos que esas moléculas sirvieran para tratar procesos biológicos que pueden tener que ver con enfermedades neurodegenerativas. Mientras, como en investigación básica lo importante no es el final sino el camino, vas profundizando en el conocimiento; de ahí luego pueden surgir cosas sin las cuales no podríamos vivir: el láser, los motores de gasolina, los catalizadores que impiden que salgan gases nocivos por los tubos de escape... Todo surge de la investigación básica. Nunca hay investigación puramente aplicada. Últimamente he pasado a dos temas más prácticos: estamos preparando electrolitos para baterías, con la idea de que puedan servir en un futuro para tener supercondensadores con mucha más capacidad. También estamos trabajando en un método para obtener grafeno, que para muchos será el material del futuro. Pero tienen que pasar años para poder ver esto en el mercado.

Algunos de tus colegas sostienen que vuestra principal actividad es investigar y en segunda instancia divulgar, pero sin descuidar nunca la investigación. ¿Hay tiempo para todo?

Lo cierto es que tengo un montón de resultados sin publicar porque no he tenido tiempo. Pero a nivel global creo que hay un exceso de artículos científicos publicados; en mi área de química orgánica todas las semanas se publican miles que no aportan nada a la ciencia. Cuando me planteo publicar algo, pienso en qué va a aportar. Mi objetivo no es tener 100 o 200 publicaciones, sino aprender y pasármelo bien. No me gusta el copy paste, el estilo de fast publication, y al final se quedan cosas sin publicar, pero son resultados marginales que lo mismo ya se han publicado de manera preliminar. ¿Que podíamos haber duplicado resultados? Sí, pero eso contribuye a ese boom inflacionario de las publicaciones científicas. Sí puedo decir con orgullo que los investigadores que han hecho la tesis doctoral conmigo han seguido en la investigación.

¿Entonces es compatible o no investigar y divulgar?

Al final hay que priorizar. Yo dentro de poco cumpliré 55 años. Un investigador en este país con 55 años que piense que va a ganar el premio Nobel o el Príncipe de Asturias o el Jaime I, que siga investigando y a ver si lo gana. Pero si eres realista y sabes que tu objetivo no va a ser ganar eso, ¿no es más importante para los científicos de mi edad que 10 jóvenes se dediquen a la ciencia que no publicar 10 artículos más? Ahora mismo mi trabajo lo veo más desde el punto de vista de captar personas para la ciencia que para publicar, y sigo manteniendo mi ritmo de 2-4 publicaciones al año, que no puede ser mayor cuando sólo tienes 19 m2 de laboratorio y un grupo de 2-4 personas.

¿Crees que está suficientemente valorada la divulgación o simplemente es algo vocacional, de lo que no se espera nada a cambio?

Debería estar algo valorada, porque no lo está. Solo lo valoran unas pocas personas que también están interesadas en la divulgación. No te lo reconocen ni a nivel oficial ni tus colegas. Hay mucho desprecio por la divulgación en España, y hay mucho científico con mucha incultura científica en cuanto le sacas de su área super especializada. Se da una contradicción: hoy la ciencia es multi e interdisciplinar, pero es simplemente la suma y no la conjunción/interacción de personas que saben hacer distintas cosas. A mí esa ciencia no me gusta mucho.

¿Quieres decir que no concibes la ciencia como una serie de compartimentos estancos sino como algo más integral?

Yo soy químico orgánico pero me gusta toda la química y trabajo en la frontera de lo que es la ciencia de los materiales. Para mí no hay divisiones entre la ciencia. Hoy un científico moderno, de calidad, tiene que saber un poco de todo. Por eso me gustaría que en las universidades españolas se implantase una carrera que se llamara Ciencias, naturales o experimentales, pero que te diera una visión global y que en un segundo ciclo o master cada uno se especializase. Falta un poco esa visión general. Si no lo remediamos, llegaremos al final a eso que se dijo de lo que es el especialista: “sabe todo de nada”.

¿Hasta qué punto es complicado compaginar la vida científica con la vida familiar?

Eso quizá habría que preguntárselo a la familia. A mí me gusta trabajar en casa. Yo intento compatibilizarlo y de momento no he tenido muchos problemas para ello. Mis dos hijos son mayores y ya no hay que llevarles al parque. Eso facilita las cosas.

https://www.csic.es/es/ciencia-y-sociedad/iniciativas-de-divulgacion/historico-de-iniciativas-de-divulgacion/creo-que-la-gente-no-esta-convencida-de-que-el-motor-de-la-economia-es-la-ciencia

Lluis Montoliu :Premio CSIC-Fundación BBVA de Comunicación Científica

 

Lluis Montoliu, investigador del CSIC: “La falta de integridad científica sale demasiado barata en España”

Lluis Montoliu, científico del CSIC y autor de 'No todo vale'

Antonio Martínez Ron

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La imagen que tenemos de la investigación científica está contaminada por los tópicos que hemos visto en las obras de ficción. En el prefacio de su nuevo libro No todo vale (Next Door, 2024), Lluis Montoliu nos propone imaginar a un científico que encuentra unas hormigas en una selva remota, se las lleva a su laboratorio y desarrolla con ellas un tratamiento para salvar a su hija de una terrible enfermedad. ¿Qué estaría mal en esa situación tan parecida al argumento de una película? El investigador del Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CISC) nos responde que prácticamente todo, porque existen una serie de protocolos que garantizan que no se pueda poner en marcha cualquier ocurrencia, que se supervise cada paso y que no se ponga en riesgo la vida de ninguna persona.

En las páginas de este nuevo trabajo, el genetista español nos conduce por algunos de los asuntos más apasionantes y candentes de la investigación científica actual, desde qué regulaciones tiene que pasar cada ensayo clínico a los desafíos que plantean los descubrimientos en genética, biotecnología o inteligencia artificial. ¿Es ético ponerle un corazón de cerdo a alguien condenado por intento de asesinato? ¿Es lícito crear animales a la carta, como gatos que no produzcan alergia? ¿Podemos poner neuronas humanas en el cerebro de un animal a ver qué pasa? Son solo algunas de las muchas cuestiones que plantea.

En los anteriores libros, Montoliu nos había hablado de las técnicas CRISPR (Editando genes), de las sutilezas de la pigmentación celular (Genes de colores) y sobre las enfermedades poco frecuentes (¿Por qué mi hijo tiene una enfermedad rara?). Con No todo vale pone bajo la lupa un asunto del que no se suele hablar tan a menudo, como son los comportamientos tramposos o inmorales por parte de los científicos y las regulaciones para evitar estos desmanes.

Con las piernas “todavía temblorosas” por la noticia recién recibida de que le han concedido el premio CSIC-Fundación BBVA de Comunicación Científica, en reconocimiento a su labor incansable, Montoliu desgrana en la redacción de elDiario.es algunas de las claves de su nuevo libro.

Con el título de “No todo vale”, su libro podría pasar por un ensayo político. ¿Hay en la ciencia las mismas malas artes que en política?

Los científicos y científicas no somos nada distintos al resto de la población, y quien lo crea está equivocado. Como entre los periodistas, los taxistas o los jueces, hay gente capaz de tomar atajos y saltarse las normas. Por eso tenemos que tener un marco que nos indique qué es lo que podemos hacer y debe haber sistemas para detectar quién cruza esas líneas y separarlos del gremio. 

Los avances científicos siempre van más deprisa que las regulaciones, ¿es una carrera del ratón y el gato?

Es verdad que la regulación siempre va por detrás de la ciencia. En España somos campeones en sacar nuevas leyes, pero no se trata de eso, sino de adaptar las existentes. Tenemos leyes estupendas, como la Ley de Investigación Biomédica, la Ley de Reproducción Asistida o la propia Ley de la Ciencia, que acabamos de reformar, que han sido avanzadas a su tiempo, pero que evidentemente hay que adaptarlas al nuevo conocimiento.  

Hay científicos que se saltan las estrictas regulaciones bioéticas de la UE o EEUU haciendo sus estudios con embriones animales y humanos en países con regulaciones más laxas, ¿eso qué le parece?

Yo soy bastante crítico con esto de las quimeras, que son el resultado de mezclar células de distintas especies a nivel embrionario y ver cómo se entremezclan. A partir de ahí nace un animal que tiene partes de una especie y partes de otra. Esto puede parecer antinatural para cualquiera que nos lea, pero sirve para estudiar cómo las células encuentran su destino, cómo se desplazan para convertirse en corazón, hígado o cerebro. Sin embargo, para esto no necesitamos utilizar células humanas. Se pueden usar células de ratas y ratones y es más que suficiente. Claro que usar células humanas consigue abrir periódicos y muchos titulares, pero no creo que tengamos todavía que hacer eso. 

¿Hay quien hace ciencia buscando ese impacto?

No sé si este es su objetivo, pero yo preferiría dedicar más tiempo a la investigación básica detrás de estos desarrollos y no saltar a humanos ni producir quimeras hasta que no controlemos muy bien lo que queremos hacer.

Una rata con un 15% de células humanas, ¿sigue siendo una rata? ¿Y con un 25%? ¿Cuándo cambia su estatus y adquiere una conciencia pseudohumana o humana?

Porque producir quimeras puede tener consecuencias que no hemos previsto. Por ejemplo, una rata con un 15% de células humanas, ¿sigue siendo una rata? ¿Y con un 25%? ¿Cuándo cambia su estatus y adquiere una conciencia pseudohumana o humana? No tenemos respuestas para estos retos, por lo tanto, no nos tiremos a esa piscina en la que todavía no hay agua.

Con estos comportamientos, ¿se perpetúa el mito del doctor Frankenstein, el del ‘científico loco’ que 'juega a ser dios’?

Sí, pero para ser justos, es verdad que hay personas que han hecho estos experimentos y lo han justificado muy bien. Un buen ejemplo es Sergiu Pasca, de la Universidad de Stanford, que en octubre de 2020 metió unas neuronas derivadas de organoides en un cerebro en desarrollo de una rata recién nacida. Y uno puede preguntarse: ¿para qué hace eso? Pues, al cabo de dos años, ha descubierto cuál es el gen que está afectado en una enfermedad ultrarrara, el síndrome de Timothy, y ha probado un tratamiento eficaz en ratas con neuronas de esa enfermedad. Aquí sí está justificado este tipo de experimentos con células humanas. O cuando se usan en cerdos para generar órganos para futuros trasplantes. 

Otro caso de actualidad son los llamados ‘embriones sintéticos’, ¿cuál es su utilidad?

En este caso ha influido mucho el poder de las palabras, porque los embriones humanos tienen un estatus moral muy bien definido en las legislaciones. La pregunta que nos tenemos que hacer es: ¿esto son realmente embriones? En este caso no lo son, lo que pasa es que llegó a la prensa con esa expresión. Ahora se han dado cuenta del error de llamarlos así y los llaman ‘modelos embrionarios a partir de células madre’, que es mucho menos sexy, pero será más útil.

¿La bioética trata de apuntalar el principio de que no todo aquello que se puede investigar se debe investigar?

La bioética intenta responder a dos cuestiones. En primer lugar, ¿para qué quieres hacer ese experimento? No vale con que puedas hacerlo técnicamente. Y, en segundo lugar, ¿cuál es el potencial beneficio colectivo? No para la persona. Lo que usted espera encontrar, ¿va a repercutir en beneficios para un mayor grupo de personas o para la ciencia en general? ¿Está justificado? Porque si no lo está, la bioética te dice que no debes hacerlo.

Ya se ha conseguido obtener óvulos a partir de espermatozoides en ratones macho, ¿algún día se podrán usar en reproducción humana en parejas de hombres?

Esto es una revolución en biotecnología. Es el trabajo de Katsuhiko Hayashi el año pasado. Yo vi cómo lo presentaba en Londres en directo y la gente se caía de las butacas. La idea es que tú tienes un ratón macho del que puedes obtener espermatozoides, y de su piel puedes derivar óvulos que pueden ser fecundados por su propio esperma. Y, al fecundarlos, los ratones que nacen tienen por padre y madre al mismo individuo. Esto se puede hacer en ratones, porque admiten la consanguinidad máxima.

El Comité de Ética de la Investigación que contempla la Ley de Ciencia podría funcionar como oficina de integridad científica

¿Será lícito este uso?

No lo sé. Lo que nos muestra este experimento es la enorme plasticidad que tienen las células de mamíferos. Ahora no es posible, que quede claro, pero quizá en un futuro una pareja de hombres homosexuales lo puedan hacer, tener hijos con material genético de ambos. Ahora solo pueden tenerlo con material de uno de los dos. Uno aportaría el esperma y otro la piel de la que obtener el óvulo, aunque esos embriones tendrían que gestarse en el útero de alguien por gestación subrogada, y eso en España no es legal.

A pesar de los controles, nos seguimos encontrando casos de fraude científico. ¿Se necesita una oficina de integridad científica en este país?

Eso es lo que se ha intentado con la reforma de la Ley de la Ciencia en septiembre de 2022, que en su artículo 10 ha incorporado el Comité Español de Ética de la Investigación. Ese comité tiene una orientación para evaluar todos los aspectos éticos de la investigación y puede funcionar como oficina de integridad científica, y esto creo que es lo que deberíamos desarrollar, porque otros países la tienen. Estados Unidos, por ejemplo, la tiene desde 1989 y esa oficina es ejecutiva. Es decir, si te encuentra culpable de un caso de falsificación, de plagio o de fabricación de datos, no solo te va a poner una multa económica, sino que te puede enviar a prisión o inhabilitar para trabajar. En Europa son siempre comités consultivos, que emiten informes y luego está en manos de la autoridad, ya sea la universidad, el CSIC o el Ministerio de Ciencia, tomar medidas.

¿Cómo de extendidas están estas trampas?

El mejor metaestudio que hay sobre esto nos dice que las personas que alteran datos y hacen trampas aparecen en torno al 2%. Esto significa que en un centro con 500 personas tienes al menos diez de estos casos. Lo que tenemos que asumir es que siempre hay personas que van a intentarlo.

Pero quienes hacen trampa siguen escapando sin consecuencias, ¿qué está fallando?

Tenemos unos mecanismos para investigar, pero nos falta que haya consecuencias. En otras palabras, sale demasiado barato la vulneración de la integridad científica en España, y esto es muy triste. Sale barato aprovecharse. En la mala praxis antes solamente se incluía la fabricación de los datos, la copia o la falsificación, pero ahora también tenemos otros tipos, como el cherry-picking. Esto es tremendo, porque durante muchos años no se ha explicado, tampoco en las aulas. A veces lo cuento en centros y universidades y la gente empieza a moverse en los asientos y a cuchichear. Y cuando les preguntas qué pasa, te dicen: esto lo hacemos nosotros en el laboratorio, a mí me han dicho que esto está bien.  

Nos ha faltado contundencia. Porque es tan difícil mantener la credibilidad y tan fácil perderla… Y no tenemos otra cosa

Cuando se han denunciado algunos casos, en función de la influencia del investigador se considera más o menos grave una de estas infracciones. ¿También se peca de corporativismo?

Nos ha faltado contundencia. Porque es tan difícil mantener la credibilidad y tan fácil perderla… Y no tenemos otra cosa. Cada dos años, la encuesta de la FECYT sobre la percepción social de la ciencia sigue situando a los científicos bastante arriba en cuanto a los gremios que generan credibilidad en la sociedad, por debajo de los médicos. Pero eso también conlleva mucha responsabilidad. A mí me tocó ser presidente del comité de ética del CSIC durante la pandemia y pasamos de ser un país en el que yo conocía a un experto en coronavirus, que era Luis Enjuanes, a tener centenares, si no miles de expertos. 

Bueno, si ponías la televisión, había millones…

Exacto, todo el mundo parecía experto. Cuando tienes tanta credibilidad por parte de la sociedad, eso conlleva una responsabilidad. Yo le llamo el “síndrome de la alcachofa”. Cuando te ponen un micrófono no te están pidiendo tu opinión, sino tu conocimiento. Si tú lo que vas a decir es tu opinión, lo mejor que puedes hacer es callarte, porque por muy investigador que seas, tu opinión es igual que la de una persona de la calle. 

Hay un principio que usted defiende a menudo, el de que antes de ponernos a mejorar nuestras capacidades, debemos terminar de curarnos, ¿se está incumpliendo?

A mí me parece obsceno que haya gente dispuesta a usar las tecnologías de edición genética para adquirir capacidades adicionales, como ser más rápido, aguantar cinco minutos debajo del agua en vez de dos… O, por ejemplo, lo que hizo este señor, He Jiankui, que empleando CRISPR quiso dotar de una capacidad a unos embriones humanos que estaban sanos, a los que no les pasaba nada. Quiso inactivarles un receptor para que no se contagiaran del sida.

Habrá quien piense que buscaba hacer el bien, ¿no?

Bueno, él mismo se presentaba como el gran salvador y esperaba que se le reconociera con un premio Nobel. Ese mesianismo delirante le llevó pensar que estaba solucionando un problema de orden mundial. Él quería generar una estirpe de personas que fueran resistentes al virus del sida porque China consideraba que tenía muchísima importancia. No lo consiguió, y además arriesgó la vida de tres niños que tendrán que estar sometidos a revisión y monitorización médica el resto de sus vidas, y que pueden transmitir esas modificaciones a su descendencia, que eso es un campo nuevo, que nunca había sucedido. Se saltó un montón de preceptos. Ahora ha salido de la cárcel y dice que va a curar la distrofia muscular de Duchenne. Este señor es un bocazas y es muy tóxico, no quiero hablar de él.

Los mesías de la ciencia son peligrosísimos

¿Estos ‘mesías’ son el gran peligro de la ciencia?

Efectivamente, los mesías son peligrosísimos. Además, cuando alguien dice ‘quito esto’, y quita una proteína porque es la puerta de entrada del virus, está olvidando que esa proteína está ahí por otras cosas y que al eliminarla igual estás poniendo en problemas a una persona, o le haces más vulnerable a otras enfermedades. Todo tiene consecuencias, y “no todo vale” en ciencia, que no sé si lo he dicho… (risas).

¿Cuál es el dilema ético al que no se querría enfrentar nunca como investigador?

No es estrictamente científico, pero es algo que me preocupa muchísimo. Nos hemos pasado años diciéndole a las asociaciones de pacientes ‘que viene la terapia’. Y ahora la tenemos aquí, y resulta que viene con unos precios astronómicos que van a dificultar, si no impedir, que llegue a todas las personas que lo necesitan. El dilema que creo que no me gustaría enfrentar, y que algunas personas tienen que enfrentar, es, con presupuestos siempre limitados, decidir qué enfermedades voy a tratar y cuántas personas voy a tratar de cada enfermedad. Ese me parece un problema terrible, pero esa es la realidad.  

El dilema que no me gustaría enfrentar es, con presupuestos siempre limitados, decidir qué enfermedades y a cuántas personas voy a tratar

Se invierte una ingente cantidad de dinero en investigación básica que lleva al desarrollo de un fármaco que luego vale una millonada y no todos los gobiernos financian. ¿Estamos ante una I+D para ricos?

El problema de la medicina personalizada de precisión, que es la que pensamos que va a llegar en el futuro, es que no va a llegar a todo el mundo. Se explica porque los precios que requiere no son compatibles con su uso masivo, y esto lo tenemos que resolver. Ese es el problema actual y ya no es científico, sino social, económico y político, es un problema de establecer prioridades. 

Le acaban de conceder el premio CSIC-Fundación BBVA de Comunicación Científica, ¿qué supone para usted?

Una alegría muy grande. Son muchas las personas que hacen muy buena divulgación en este país. Y que te reconozcan esta labor que uno hace convencido y lo hace de mil amores es una enorme satisfacción. Creo que la divulgación es importantísima. No solamente tenemos que hacer buena ciencia, sino que tenemos que aprender a contarlo bien. Y premios como este dignifican la divulgación científica. 

Objetivo: evitar que una inteligencia artificial diseñe un virus devastador para la humanidad

Los 18 científicos más relevantes del mundo que buscan cambiar el futuro de la ciencia, según la revista Time

 

Los 18 científicos más relevantes del mundo que buscan cambiar el futuro de la ciencia, según la revista Time

La prestigiosa publicación eligió a los investigadores y expertos sanitarios de 2024, y destacó sus logros y estudios con alto impacto en el planeta. Quiénes son y qué avances protagonizaron 

La nueva era de salud y bienestar, iniciada luego de la pandemia por COVID, está marcada por nuevos descubrimientos, tratamientos novedosos y victorias globales sobre distintas enfermedades.

En ese sentido, la revista TIME aprovechó este impulso global en la medicina y dio a conocer hoy los 100 científicos más influyentes en el ámbito de la salud en 2024.

Su ojo especializado hizo convocar a expertos en distintos rubros que analizaran las figuras más destacadas y los dividió en 5 campos: Innovadores, Titanes, Pioneros, Líderes y Catalizadores. E Infobae hizo foco en 18 expertos que en sus distintas áreas están destacándose en materia de salud en el planeta.

Katalin Kariko y Drew Weissman

La bioquímica húngara Katalin Karikó tardó décadas en recibir el reconocimiento mundial hasta que le llegó la consagración definitiva hace pocos meses, al recibir junto al estadounidense Drew Weismann, el Premio Nobel de Medicina y Fisiología 2023 por sus investigaciones vinculadas a las vacunas de ARN mensajero que fueron claves para frenar el avance del COVID en el mundo.

En una entrevista exclusiva con Infobae en París, anticipó su próximo desafío: “Quiero curar el cancer”. A finales de la década de 1990, Karikó y Weissman se encontraron por casualidad en una fotocopiadora en la Universidad de Pensilvania, dando inicio a una colaboración que cambiaría el curso de la medicina moderna.

Weissman estaba enfocado en el desarrollo de una vacuna contra el VIH, y Kariko, luchaba por demostrar el potencial del ARN como base para nuevos tratamientos. A pesar de los desafíos iniciales, como la inflamación peligrosa que el ARN podía desencadenar, su persistencia los llevó a desarrollar una forma de estabilizar el ARN y mitigar sus efectos inflamatorios. Este avance, publicado en 2005, no recibió el reconocimiento esperado hasta que la emergencia de la pandemia de COVID-19 destacó su importancia.

Los esfuerzos de Kariko y Weissman se convirtieron en la base para el desarrollo acelerado de las vacunas de ARNm contra el COVID-19 por parte de Pfizer-BioNTech y Moderna, jugando un papel crucial en la lucha contra la pandemia.

Joel Habener, Dan Drucker, Svetlana Mojsov y Jens Juul Holst

Durante el último año, los avances en medicamentos para la pérdida de peso han marcado un hito en el campo de la salud, gracias a la contribución clave de científicos como los doctores Jens Juul Holst, Joel Habener y Daniel Drucker, y Svetlana Mojsov.

Sus investigaciones, que comenzaron en la década de 1970, se enfocaron en los péptidos similares al glucagón, o GLP, que revolucionaron primero el tratamiento de la diabetes y, más recientemente, el manejo de la obesidad. Estos esfuerzos conjuntos dieron paso a la creación de fármacos innovadores, transformando radicalmente la perspectiva y el manejo de estas condiciones.

Los avances en este campo fueron el producto de la colaboración entre distintos investigadores en varios puntos del globo. En la Universidad de Copenhague, Holst observó cambios significativos en los niveles de insulina y azúcar en sangre de pacientes postcirugía intestinal, atribuyéndolos a hormonas intestinales. Paralelamente, Habener y Drucker, en Boston, junto con Mojsov, identificaron nuevas hormonas glucagón, GLP-1 y GLP-2, fundamentales en el desarrollo de medicamentos actuales para la obesidad como Ozempic y Wegovy, entre otros.

“No pretendo que los medicamentos GLP-1 funcionen para todas las afecciones para las que se están estudiando”, dice Drucker, ahora profesor de medicina en el Instituto de Investigación Lunenfeld-Tanenbaum de la Universidad de Toronto. “Pero si muestran beneficios incluso para la mitad de estas condiciones, entonces será una gran victoria para las personas que luchan contra ellas”, agregó.

Tulio de Oliveira

Sudáfrica se está estableciendo rápidamente como un referente en la investigación y la caza de virus, principalmente gracias a los esfuerzos del científico brasileño Tulio de Oliveira, quien lideró la identificación de las variantes Beta y Ómicron del COVID-19 poco después de su aparición. Su trabajo no se detuvo ahí; de Oliveira ha sido fundamental en la creación de dos instituciones de investigación clave en el país, la Plataforma de Secuenciación e Innovación en Investigación de Kwazulu-Natal y el Centro de Innovación y Respuesta a Epidemias, convirtiéndolo en el mayor centro de genómica del continente africano.

Estas instituciones no solo están avanzando en la secuenciación genética y el análisis de enfermedades, incluyendo el SARS-CoV-2, el VIH, la tuberculosis, el chikungunya, y el dengue, sino también en la formación de la próxima generación de expertos en genética, consolidando así a Sudáfrica como una potencia global en la ciencia genómica.

En un reconocimiento a su liderazgo y aportes, el prestigioso Instituto Wellcome Sanger del Reino Unido ofreció a de Oliveira el cargo de director científico en 2024.

Ziyad Al-Aly

Cada vez que aparece un nuevo estudio importante sobre el COVID prolongado, es muy probable que el Dr. Ziyad Al-Aly, epidemiólogo clínico de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis, esté detrás del mismo. Desde 2020, Al-Aly ha publicado alrededor de 20 estudios (un número prolífico en el lento mundo de la investigación) que han ayudado a dar forma a la nueva comprensión mundial sobre los efectos a largo plazo del COVID-19, que pueden variar desde fatiga debilitante y niebla a un mayor riesgo de enfermedades crónicas.

Al-Aly es el primero en admitir que, antes de 2020, no sabía casi nada sobre las enfermedades posinfecciosas. En aquel entonces, gran parte de su investigación se centró en los efectos de la contaminación del aire en la salud. Detuvo ese trabajo cuando llegó la pandemia y centró su atención en Long COVID después de leer un artículo de opinión del New York Times de abril de 2020 escrito por la defensora de pacientes Fiona Lowenstein. Desde entonces, ha publicado investigaciones que detallan los numerosos sistemas de órganos afectados por Long COVID, los riesgos que plantean múltiples infecciones por COVID-19 y cómo se compara Long COVID con los síntomas crónicos de virus como la gripe. A continuación, dice, centrará sus esfuerzos en posibles tratamientos de COVID prolongado y en determinar si el SARS-CoV-2 es único en su capacidad de causar daño crónico.

Todos estos esfuerzos están guiados por pacientes con COVID prolongado, dice Al-Aly. “Me siento conectado a un nivel visceral”, dice. “La gente nos pide [que hagamos este trabajo] y tengo un sentido de responsabilidad”. Entonces, ¿volverá algún día a investigar la contaminación del aire? “Ahora me identifico como un investigador de Long COVID”, dice Al-Aly.

Hadiza Shehu Galadanci

La revista TIME eligio a Hadiza Shehu Galadanci como una de las personas más innovadoras en el rubro salud en 2024 a raíz de su desempeño sanitario en Nigeria. En 2020, por cada 100.000 mujeres nigerianas que dieron a luz, alrededor de 1.000 no sobrevivieron, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La doctora Hadiza Galadanci, profesora de obstetricia y ginecología en la Universidad Bayero de Nigeria, quien también es director del Centro Africano de Excelencia para Políticas y Salud de la Población, ha trabajado con una red de colaboradores en otros países para implementar y estudiar un sistema simple pero efectivo para prevenir hemorragias posparto fatales, una de las principales causas de mortalidad materna.

Sólo seis meses después de la publicación del estudio, la OMS lo utilizó como base para actualizar sus directrices sobre parto, algo muy rápido en el mundo burocrático de la salud global. Tomará mucho tiempo ver cómo el enfoque afecta las tasas globales de mortalidad materna, pero Galadanci ya está viendo cambios a nivel local.

Scott O’Neill

Una fábrica en Brasil planea lanzar un nuevo producto: mosquitos. Las instalaciones del Programa Mundial de Mosquitos proporcionarán a más de 1000 millones de insectos la bacteria Wolbachia, que es inofensiva para los humanos pero evita que los mosquitos porten el virus mortal que causa el dengue, e incluso el Zika y el chikungunya. A medida que se cruzan con los mosquitos locales, transmitirán las bacterias hasta que eventualmente ningún mosquito pueda transmitir las enfermedades.

El fundador y director ejecutivo del proyecto, Scott O’Neill, tiene como objetivo que los mosquitos alimentados con Wolbachia se propaguen por los pantanos y charcos del mundo para ayudar a erradicar el dengue, que enferma a 100 millones de personas cada año y provoca decenas de miles de muertes. La enfermedad está especialmente extendida este año, provocando emergencias de salud pública en América Latina y amenazando con propagarse a nivel mundial.

El proceso de cría de mosquitos es intensivo, pero según O’Neill, puede conducir a una solución permanente: en la parte de Australia donde el programa liberó mosquitos por primera vez en 2011, los insectos locales todavía son portadores de Wolbachia y el dengue ha desaparecido.

John Leonard

 

Leonard es presidente y director ejecutivo de Intellia, una empresa de biotecnología fundada en 2014 para aprovechar CRISPR, que realiza ediciones precisas en los genomas de las células desde hace solo 12 años.

En octubre pasado, la FDA aprobó los planes de la compañía para iniciar pruebas avanzadas en humanos de un tratamiento basado en CRISPR para una enfermedad hereditaria que afecta al corazón y provoca dolor frecuente y debilitante. Es el primer ensayo que prueba CRISPR en personas.

Si el ensayo tiene éxito, generará una avalancha de terapias basadas en CRISPR en los próximos años, abriendo la posibilidad de curar ciertas enfermedades genéticas. “Podemos hacer todas las cosas interesantes en el laboratorio y eso es maravilloso, pero la prueba de fuego es conseguir que se apruebe una terapia y que los médicos la receten a los pacientes. Estamos en el paso previo a las terapias CRISPR”, precisó Leonard.

Titanes

Vivek Murthy

El cirujano general Vivek Murthy, hizo un importante señalamiento sobre las profundas consecuencias de la soledad y el aislamiento. Se dio cuenta de que necesitaba destacar la soledad después de viajar por el país y preguntar a las personas que encontraba cómo podía ayudar. Los estudiantes universitarios le dijeron que, a pesar de estar rodeados de miles de personas, sentían que nadie los conocía realmente. Los pacientes que estaba tratando dijeron que no tenían a nadie que los recogiera en el hospital. “Parte de la razón por la que estaba en sintonía con este tema fue porque luché contra la soledad en mi propia vida, en particular cuando era niño”, indicó.

Murthy aprendió que cuando está frustrado o deprimido, tiende a retraerse, por lo que ha tenido que aprender a levantar el teléfono y llamar a un amigo. “Siempre me siento mejor y no es porque solucionen mi problema. Es porque se siente bien no estar solo cuando sufrimos”, aclaró. Sin embargo, señala que los individuos sólo pueden hacer mucho para frenar la soledad. Es por eso que su aviso describió pasos específicos que podrían ayudar a resolver lo que él considera una crisis sistémica de salud pública. En él, hizo un llamado a los gobiernos, líderes comunitarios, lugares de trabajo y sistemas de salud para reconstruir la conexión social y la comunidad; por ejemplo, diseñando instituciones locales que unan a las personas.

La crisis de soledad se cruza con otra amenaza a la salud pública sobre la que Murthy ha llamado la atención: en mayo pasado, también emitió un aviso sobre los efectos que tiene el uso de las redes sociales en la salud mental de los jóvenes, como TikTok e Instagram que pueden provocar insatisfacción corporal, trastornos alimentarios, comparación social y baja autoestima, especialmente entre las adolescentes.

Brenda Waning

“Estamos viendo aumentos dramáticos en las poblaciones transitorias, y la tuberculosis será algo con lo que la gente de más países se familiarizará”, dijo Brenda Waning, directora del Servicio Mundial de Medicamentos (GDF, por sus siglas en inglés), el mayor proveedor de pruebas de tuberculosis del mundo. Su centro ahora ofrece 100 medicamentos contra la tuberculosis de 24 fabricantes a precios reducidos que todos los países pueden pagar.

Desde su fundación en 2000, GDF ha pedido constantemente medicamentos contra la tuberculosis para sus reservas y ha reducido los costos de embalaje, lo que ha ayudado a reducir el riesgo de las inversiones de los fabricantes en estos medicamentos.

Para Waning, 2023 fue un gran año: el medicamento contra la tuberculosis más utilizado, la bedaquilina, perdió la patente. En los últimos cinco años, la organización trabajó con los fabricantes para preparar los ingredientes y las líneas de producción que necesitaría para fabricar versiones genéricas del medicamento. Ahora GDF puede ofrecer estas versiones a un precio un 53% inferior al de la versión de marca. GDF también ayudó a negociar reducciones de precios del 30% este año para otros medicamentos necesarios para la terapia combinada más eficaz contra la tuberculosis.

Líderes

Eric Topol

El doctor Eric Topol, un influyente investigador y cardiólogo en ejercicio, ha emergido como una figura destacada en la interpretación de la ciencia del COVID-19 para una audiencia amplia, con casi 700.000 seguidores en su cuenta X. Aunque su reciente notoriedad se centra en la pandemia, Topol ha sido un líder en el campo durante décadas, con una impresionante lista de logros que incluye tres libros y más de 1.300 estudios revisados por pares.

Su enfoque principal en Scripps Research ha sido la exploración de cómo la inteligencia artificial puede transformar la atención médica, desde el análisis de big data hasta la mejora de la interacción médico-paciente. No es solo un teórico, ya que Topol ha liderado proyectos de investigación de gran escala, como el estudio All of Us de los Institutos Nacionales de Salud de EE. UU., que busca comprender los factores genéticos, ambientales y de estilo de vida que afectan la salud de un millón de estadounidenses.

Akiko Iwasaki

La doctora Akiko Iwasaki, profesora de inmunobiología en la Facultad de Medicina de Yale, está a la vanguardia de un nuevo enfoque para la vacunación contra la COVID-19: dosis de refuerzo por la nariz, con el objetivo de proporcionar protección adicional en la entrada principal del virus al cuerpo.

Como cofundadora de Xanadu Bio, busca llevar al mercado vacunas nasales para COVID-19, gripe y VRS. Además, dirige investigaciones sobre enfermedades posinfecciosas como Long COVID, explorando cómo las vacunas y antivirales podrían impactar en esta afección crónica. Iwasaki no solo está comprometida con encontrar soluciones para Long COVID, sino también con entender su biología subyacente, demostrando un compromiso continuo en su lucha contra esta enfermedad.

Jaime Seltzer

La doctora Jaime Seltzer, científica capacitada y directora científica de #MEAction, está liderando una campaña crucial para mejorar la educación, el diagnóstico y el tratamiento de la encefalomielitis miálgica/síndrome de fatiga crónica (EM/SFC) en los Estados Unidos. Su trabajo ha llevado a colaboraciones con instituciones destacadas como Emory, Brown y Georgetown, así como una asociación con la Clínica Mayo.

Gracias a estos esfuerzos, se han mejorado los programas educativos y los planes de tratamiento, incluyendo la renovación de la hoja informativa pública sobre EM/SFC y el diseño de un algoritmo para ayudar a los médicos en el diagnóstico y tratamiento de los pacientes. Seltzer enfatiza la importancia de asegurar que las voces de los pacientes sean escuchadas en todos los niveles del sistema médico, combinando su formación científica y su dedicación a la comunidad para impulsar este cambio necesario.

Richard Thompson

El profesor de biología marina en la Universidad de Plymouth, Richard Thompson, es un pionero en la investigación de microplásticos. Su trabajo ha revelado que cada semana ingerimos o inhalamos hasta 5 gramos de microplásticos, equivalentes al tamaño de una tarjeta de crédito, a través de alimentos y agua contaminados. Estos diminutos fragmentos pueden migrar a través del cuerpo, aumentando el riesgo de cáncer y otros problemas de salud.

Thompson aboga por un tratado de la ONU para abordar la contaminación plástica y ha contribuido a la redacción de políticas de protección marina en la UE. Reconoce que la eliminación total de los microplásticos es improbable, pero insta a los consumidores a reducir su uso de plásticos desechables, como usar botellas de agua recargables y bolsas de tela.

Peter Hotez

El reconocido profesor de pediatría y virología molecular Peter Hotez, de la Facultad de Medicina Baylor de Houston, Texas, y codirector del Centro para el Desarrollo de Vacunas del Hospital Infantil de Texas, alcanzó prominencia mundial por su papel en el desarrollo de vacunas contra el COVID-19, nombrado para el Premio Nobel de la Paz en 2022.

Además de aparecer en programas de noticias durante la pandemia para informar sobre la enfermedad y promover la vacunación, ha escrito un libro sobre la creciente ola de anti-ciencia. A pesar de ser criticado por la comunidad antivacunas y etiquetado como “Original Gangster” por el candidato presidencial antivacunas Robert F. Kennedy Jr., Hotez continúa liderando el desarrollo de vacunas para diversas enfermedades. Su compromiso con la ciencia lo lleva a enfrentarse no solo a los antivacunas, sino también a los antisemitas, mientras persiste en su misión de salvar vidas y combatir la desinformación científica.

https://www.infobae.com/salud/2024/05/02/los-18-cientificos-mas-relevantes-del-mundo-que-buscan-cambiar-el-futuro-de-la-ciencia-segun-la-revista-time/